viernes, 19 de octubre de 2012

Cámara de las ofrendas de la tumba de Nefertari

                          
         
      Cámara de las ofrendas de la tumba de Nefertari (1265 a. C. ) Valle de las Reinas, Tebas.

Es bien sabido que los faraones egipcios solían tener varias esposas y Ramsés II no fue una excepción a la regla. Sin embargo, la relación tan especial que el rey mantuvo con Nefertari, explica que en su tumba figuren algunas de las expresiones arriba transcritas, normalmente reservadas a la persona del propio faraón. Por si no fuese suficiente, el pequeño speos de Abu Simbel confirma esa predilección de Ramsés por la más amada de sus esposas.Por otra parte, esa situación privilegiada de Nefertari explica también que su hipogeo fuese el de mayor tamaño de los localizados en el Valle de las Reinas: más de 27 metros de longitud total, con una sala del sarcófago de más de 80 metros cuadrados (que figura en el plano como "sala de los pilares"), a una altura nueve metros inferior que la de la puerta del entrada. Además la tumba se revistió con un completo repertorio de pinturas, para colmo de fortuna en un excelente estado de conservación. Lástima que el equipo italiano que localizó el hipogeo a comienzos del siglo pasado lo hallase prácticamente saqueado por completo, de forma que sólo podemos imaginar las colosales riquezas que debió alojar.El techo de la tumba, como suele ocurrir en otras muchas, nos muestra una representación del firmamento, cuajado de estrellas. Por su parte, las paredes se reservan para la decoración figurada, que se encuentra basada en diversos capítulos del Libro de los Muertos, con las distintas escenas acompañadas de los correspondientes textos. De este modo, podemos ver a la reina practicando algunas actividades cotidianas y cómo pasa luego, vestida con túnica blanca, al mundo de los dioses: Osiris y Anubis son los encargados de recibirla. Más adelante otras diosas, Isis entre ellas, se ocupan de la reina quien, tras realizar el viaje prescriptivo en la barca que recorre el mundo subterráneo, acaba presentándose ante los grandes dioses Ra, Amón y (de nuevo) Osiris, que la acogen definitivamente.Quien quiera que fuera el pintor que decoró estas estancias funerarias puso en ello un empeño especial. Se ocupó de aplicar colores cálidos y de resaltar la belleza de la difunta, cuyos rasgos parecen presentarnos todavía a una mujer llena de vida. Además, el relleno de estuco de las paredes permitió crear verdaderos bajorrelieves sobre los que trabajó el artista. Probablemente se tratase de un solo pintor, tal es la unidad de estilo que nos presenta todo el conjunto.

La estructura del sepulcro era igual a la que presentaban los enterramientos de faraones: una serie de corredores y cámaras que se excavan en las laderas de las montañas, penetrando en ángulo oblicuo en su interior.
    La entrada se hacía por una escalera, que daba acceso a la antecámara, donde aparecían la reina y escenas del capítulo  los Muertos. Un vestíbulo y otra estancia estaban adosados a esta sala. Otro tramo de escalera conducía a la cámara funeraria, sostenida por 4 pilares. A esta cámara se le habían abierto pequeñas salas anexas, que servían de almacenes para las ofrendas funerarias. La capilla o cella, dedicada al culto, cierra la tumba.
    El esquema que seguía la tumba, con salas, corredores descendentes y cámara funeraria con anexos, reflejaba el itinerario del difunto en su camino hasta convertirse en divinidad.
    El programa iconográfico representado en las paredes reforzaba esa función religiosa. Junto a escenas en las que aparecía la reina con diversas divinidades, se pintaron pasajes del Libro de los Muertos, que ayudaban al difunto en su tránsito a la Eternidad.
    La época en que se construyó esta tumba era el momento dorado de la pintura egipcia. Después del episodio de Tell el- Amarna, en que Akenathon impuso el hiperrealismo, sin abandonar algunos de sus logros, el arte vuelve a utilizar los cánones estilisticos establecidos durante cientos de años. La decoración realizada con trazo firme, posee una gran riqueza cromática, basada en el contraste de los colores intensos con el fondo en blanco. De la fase anterior se conservó la intención de producir la sensación de volumen mediante el sombreado de la figura, aplicado solo a la representación humana, pues el hombre es el que está sujeto al paso del tiempo.
    La alteración del microclima de la tumba, causada por la visita masiva de turistas, ha degradado el estado de estas pinturas, aunque recientemente en 1986 fueron restauradas. Ahora las visitas se restringen a 150 personas diarias , en grupos de diez con una duración de 10 minutos la visita. 
    Más información: