martes, 19 de marzo de 2013

         ESTATUAS-COLUMNAS CON REYES Y
      
          REINAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO









En el Pórtico Real observamos una estrecha relación entre la estructura arquitectónica y las esculturas. Encontramos las típicas estatuas-columa que reúnen los cánones estéticos de esta etapa inicial del gótico: rigidez, piernas paralelas, pies colgantes, ropajes con pliegues rígidos y paralelos, cabezas equivalentes a un séptimo de la altura del cuerpo, boca de labios finos que esbozan una sonrisa. El tímpano central está dedicado a la Maiestas Domini rodeada del Tetramorfo, y los laterales a la Maiestas Mariae y a la Ascensión de Cristo; en las jambas encontramos las figuras de reyes, reinas y patriarcas del Antiguo Testamento.

Las figuras de las jambas de la izquierda de la portada central reúnen las siguientes características: "cada una de las figuras vive, por así decirlo, en su propio mundo; las estatuas no están relacionadas ni entre sí ni con el que las contempla; su expresión parece pensativa, misteriosamente distante, e incluso llegamos a descubrir un débil rastro de la sonrisa arcaica. El aspecto global de estas figuras cuadra perfectamente con las columnas de la jamba ante las que se hallan apostadas o suspendidas. Las cabezas miran al frente, sin desviarse lo más mínimo; los brazos y las manos están pegados al cuerpo, y sujetan un libro o un rollo de pergamino; y los cuerpos apenas se distinguen bajo los largos pliegues de las vestiduras. Son, en el más puro sentido del término, "estatuas-columna", pero no tienen función arquitectónica alguna y podrían quitarse sin alterar para nada los elementos arquitectónicos.
Los bloques de piedra se trabajaban en el taller de la catedral, y en el caso de Chartres cada figura está tallada de un único bloque (ninguna resulta de unir dos o más piedras) y la figura y la columna pertenecen al mismo bloque; la aureola situada ante la juntura de la columna indica que la figura llenaba toda la altura de piedra. Cada una medía poco más de dos metros de alto y su lado medía unos 30 cm. Se colocaban siempre en diagonal, es decir, con una arista saliente, de frente al que contemplaba la portada. 

En el Pórtico Real de Chartres se aprecia en las estatuas la forma romboédrica del bloque, y que el escultor debió dibujar los perfiles de las figuras en las caras del bloque (al igual que el escultor griego arcaico). Parece que fueron realizadas en un cobertizo próximo al edificio en construcción, donde se colocarían los bloques en posición inclinada y serían atacados directamente con un puntero, que da esta calidad y vibración vital, a pesar de su actitud de calma serena, aunque algunas partes (barba, adornos de los ropajes...) fueron realizados con el cincel dentado y el plano.

Si el artista eligió la forma romboédrica del bloque y su posición diagonal es porque le permitían expresar mejor las cualidades de inmovilidad y el carácter arquitectónico que deseaba para estas estatuas-columna. 

Los tres pórticos de la catedral de Chartres permiten hacer un recorrido desde el protogótico (Pórtico Real) al gótico clásico (portadas del transepto). La escuela catedralicia de Chartres y su orientación neoplatónica se deja sentir en la temática de las portadas. La principal se tiene que leer siguiendo el hilo conductor de la "historia de la salvación" (la Virgen, escenas de la vida de Cristo y Cristo en Majestad). La norte del transepto juega un papel de símbolo: por su ubicación no recibía la luz del sol y ello se traducía en un símbolo, el Antiguo Testamento, que aún no había recibido la luz del evangelio. La del sur está dedicada a la iglesia inserta en el mundo (apóstoles, mártires, santos, presididos por el Juicio Final).
            VIDRIERA DEL ÁRBOL DE JESÉ



 arte: gótico
localización: ventanal del pórtico occidental de la Catedral de Chartes

El Árbol de Jesé es una representación de la genealogía humana y divina de Cristo basada en una profecía del profeta Isaías. Expresa los misterios de la Encarnación y Nacimiento de Cristo como cumplimiento de la profecía mesiánica, de su venida en la carne y en el espíritu.


La representación del árbol de Jesé consta de tres elementos básicos: raíz, vara y flor,que se asocian respectivamente a las figuras de Jesé, María y Cristo. La representación máscomún consta de la figura reclinada de Jesé, padre del rey David, de cuyo cuerpo,generalmente de su vientre, nace un árbol en cuyo tronco y ramas aparecen algunosantepasados de Cristo (David, Salomón y María, entre otros) y por último la flor que es elpropio Cristo.

Sin embargo no es esencial que Jesé esté reclinado, ni que el árbol tenga uncarácter genealógico específico, ni siquiera la representación humana de Cristo o la Virgen.Desde finales del siglo XI y durante todo el siglo XII, se desarrollan todas estas imágenes que evolucionan de una naturaleza simple a otra más desarrollada.
Para resaltar el carácter humano de Cristo, se va a insistir en la representación de susantecesores físicos (los reyes de Israel) que subrayan dos aspectos: su verdadera naturalezahumana y el carácter de “Pueblo Elegido” transmitido por la unción de los reyes hebreos,hecho que era interpretado como forma de renovar la soberanía de Dios sobre la tierra.Paralelamente el tema desarrolla una genealogía espiritual por medio de los augurios de los profetas, precursores espirituales de Cristo.

La genealogía se cumplimenta con la representación del propio Cristo, la de María su madre (a veces entronizada o con el Niño en su seno), y recibiendo los siete dones del Espíritu Santo; a veces incluso con la representación de Dios Padre. El tema del Árbol de Jesé combina pues varios motivos y de acuerdo a que estén o no presentes, o al énfasis o desarrollo de los mismos, pueden establecerse diversas variantes iconográficas que se recogen más abajo.


El tema del árbol de Jesé se desarrolla de forma ininterrumpida desde finales del siglo XI hasta el siglo XVI, pudiéndose encontrar incluso ejemplos más tardíos en el siglo XVII,tanto en Occidente como en el ámbito griego bizantino y su área de influencia.

Soportes y técnicas

La importancia teológica del tema del árbol de Jesé, que resume la esencia de la fe cristiana por los misterios de la Encarnación y la Redención, llevó a su representación prácticamente en todo tipo de soportes y técnicas artísticas. Las primeras representaciones del tema y en las que aparece una mayor diversidad son las miniaturas de manuscritos como evangeliarios, biblias, leccionarios, salterios o antifonarios.

Posiblemente, de la miniatura, el tema salta a los muros y pronto cobra su versión monumental en la pintura mural románica,
llegando incluso a techumbres de madera como la de San Miguel de Hildesheim, y a la vidriera gótica de la que es pieza clave la famosa representación de Saint-Denis, que dio origen a numerosas versiones como la de la catedral de Chartres.

También los relieves románicos monumentales como machones, columnas o enjutas de arcos encuadran el tema, e igualmente en el arte mueble los frontales de altar. Las sillerías de coro góticas, talladas en madera, los tapices y bordados, así como los lampadarios y tenebrarios, cajas de órgano y
otros objetos litúrgicos son susceptibles de incorporar en madera, bronce o latón dicha representación.

Precedentes, transformaciones y proyección

El tema se da con muchas variantes que ilustran diversas ideas intelectuales y
teológicas, existiendo una evolución del tema que se configura por las diferentes fuentes literarias y los comentarios a las mismas. Se pueden establecer tres grupos iconográficos básicos sobre el tema. Al primer grupo corresponden las representaciones que muestran a Jesé sólo, de cuyo cuerpo crece un árbol con siete ramas, y en cada rama una flor, en las que se posan siete palomas. Un segundo grupo lo constituyen las representaciones en que la vara
(virga) se asocia con la figura en pie, orante o entronizada de la Virgen (virgo), que llega a ocupar todo el espacio del tronco del árbol e incluso a sustituirlo. Un tercer grupo es el de las representaciones que toman la forma de árbol genealógico familiar; en sus ramas aparecen tanto miembros de la estirpe real como profetas, variando su número según la concepción espacial y compositiva. Los dos primeros grupos se dan preferentemente desde finales del
siglo XI y durante la primera mitad del XII, mientras que el tercero es más propio de la segunda mitad del siglo XII, e ininterrumpidamente hasta finales del siglo XVI.

La veneración del arte medieval por el mundo antiguo llevó a la incorporación de algunos de sus personajes más ejemplares en el tema junto a los profetas. Su representación se basó en la creencia de que los paganos tuvieron su propia revelación y que sus obras son bellas en virtud de su premonición cristiana.

Entre los antecedentes de esta compleja representación debe señalarse para el primer grupo el candelabro judío de siete brazos o menorá, que fue asumido por la liturgia cristiana, con su implícito simbolismo de la llegada de El Mesías, al menos desde el siglo XI. Se documentan y en algún caso conservan ejemplos de esas fechas y posteriores, denominados como “Árboles de la Virgen” o simplemente “El Jesé”. Para el tercer grupo se pueden señalar
precedentes inmediatos como el árbol de las Siete Artes de Teodulfo de Orléans, las tablas abstractas del Arbor Iuris y del Arbor Consanguinitatis (con referencias a cuestiones de herencia de sangre), las tablas genealógicas arábigas o las representaciones genealógicas bíblicas de los Beatos hispánicos.

 Otros antecedentes más remotos de origen oriental para este mismo grupo son las representaciones de origen hindú del nacimiento de Brahma, que siguen
la descripción del libro sagrado “Bagavadam”, así como las representaciones del árbol “Wak Wak” que narran diversas leyendas árabes del siglo X, pero cuyo origen se remonta a textos chinos anteriores y que fueron conocidas en la Edad Media a través de relatos de viajeros occidentales.

Prefiguras y temas afines

A las representaciones del tema donde la Virgen María, con o sin el Niño, es la más
señalada, suelen asociarse diversas representaciones que prefiguran su Inmaculada Concepción en el Antiguo Testamento.

En el gótico, además de relieves monumentales, las galerías de reyes de Judá de las catedrales góticas francesas y por extensión las de otros territorios europeos, aunque no toman
el esquema de árbol, se relacionan con el tema por representar la genealogía de Cristo.
Otros temas afines son el árbol de la vida y el árbol de la cruz por su sentido salvífico.