martes, 25 de noviembre de 2014

INSULA  ROMANA.




Las insulas eran edificios de 3 a 5 plantas en un principio, construidas en adobe y madera pero luego fueron evolucionando a edificios de ladrillo cocido y concreto. Los departamentos se amontonaban unos con otros, eran de planta cuadrada y no poseían un patio interior lo que les otorgaba un complicado acceso. Poseían balcones y ventanas sin vidrio, que oportunamente eran tapiadas con madera durante el invierno para evitar el paso del frio. Simples, rústicos y monótonos hacían que, por la falta de regulación, muchas veces se convirtieran en laberintos de escaleras verticales. La gran mayoría de las insulas carecían de agua potable y baños, lo que obligaba a la gente a acudir a baños públicos y fuentes en el mejor de los caso; o directamente las ventanas durante el invierno o las noches, muy al pesar de los peatones. Muchos accidentes se producían por la cantidad de deshechos y residuos que salían despedidos de las ventanas, muchas veces impactando sobre los peatones descuidados que deambulaban por los márgenes del edificio. Las insulas eran un equivalente, en disposición, a las manzanas actuales pero dispuestas de manera irregular. Los pisos inferiores eran los más costosos y generalmente estos eran utilizados como comercios. Los pisos superiores, de difícil y tedioso acceso eran más baratos e inseguros, sobretodo cuando se producían derrumbamientos de la superficie causando muchas víctimas. Dado esto es que los pisos superiores, antes de las reglamentaciones que veremos más adelante, eran construidos de madera para alivianar la carga del peso estructural.

No todos los departamentos tenían la misma calidad, en comodidades. Como mencionamos los primeros, en el nivel del suelo, eran utilizados como negocios. Los del siguiente piso eran departamentos usualmente más costosos que los demás y se consideraban departamentos de lujo. La mayoría de los habitantes de las insulas pagaban un alquiler. Esto se daba por la característica en la construcción de estos edificios, los cuales eran levantados por un hombre de negocios que buscaba especular con este. Por esta razón era muy difícil encontrar un departamento a la venta o de dueño único.

En las más amontonadas era significantemente difícil el acceso a los departamentos, generalmente una persona tendría que pasar por departamentos anteriores para llegar al suyo. Esto era porque no había pasillos ni corredores en la gran mayoría de las insulas. A su vez las escaleras generalmente eran verticales y pasaban de departamento a departamento. Haciendo que fueran como un laberinto complejo y difícil de sortear para los recién llegados.
Hércules Farnesio.


El Hércules Farnesio es una de las esculturas más destacadas de la Antigüedad Clásica; se trata de una escultura exenta cuyo original –del siglo IV a.C.- realizado en bronce y atribuido tradicionalmente al escultor Lisipo se ha perdido y tan sólo conservamos una copia romana realizada en mármol que dataría del siglo III d.C.

Parece ser que la obra romana fue realizada por el escultor Glaucón y se encontró entre los restos arqueológicos de las termas de Caracalla en el año 1546, la escultura debía decorar el acceso a la palestra de dichas termas. Tras su hallazgo pasó a formar parte de la colección del cardenal Alejandro Farnesio decorando los jardines de su palacio. En el siglo XVIII la pieza junto con el resto de la colección del cardenal pasó al Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
Se trata de una escultura de bulto redondo que representa al semi-dios en su aspecto más humano. Cansado tras los trabajos impuestos por su madrastra Hera, Hércules descansa apoyado en un tronco de madera del que cuelga la piel del león de Nimea. 

Su rostro es pensativo y está barbado; en él se aprecia la consabida continencia de emociones, ethos, tan característico a lo largo de la época clásica. El pelo rizado, al igual que su barba, ha sido trabajado a través de la técnica del trépano. Especial mención merece su musculatura, el escultor ha trabajado minuciosamente el cuerpo de Hércules destacando su anatomía fuertemente marcada.
Lisipo plantea un nuevo concepto donde se nos ofrece un Hércules más humano. El momento elegido para la representación es precisamente tras los doce trabajos, uno de sus episodios más conocidos. 
La representación de Lisipo creará nuevos cánones en la estatuaria griega,
 no sólo por su reinterpretación más estilizada del canon de Policleto sino también por el nuevo concepto que nos plantea del semi-dios que será muy popular en Roma. Prueba de ello son las distintas copias que aparecieron de la estatua como la que en la actualidad se expone en el Museo del Louvre de Paris.

Distribucion de los foros imperiales.





El centro de la vida urbana en Roma fue el foro romano, en el que se agolpaban las construcciones sin un orden regular. Edificios, monumentos conmemorativos y estatuas llegaron a ser tan numerosos que la Vía Triunfal que atravesaba el foro sólo medía cuatro metros de anchura.
Al convertirse el foro en intransitable e inútil a sus objetivos primitivos -ferias y mercados- a su alrededor diferentes emperadores ordenaron construir otros foros, con los que se establecía una nueva distribución urbanística y al mismo tiempo les servían de propaganda política.
El primero en construirse fue el foro de Julio César, presidido por el templo de Venus Genitrix, mítica antepasada de la familia Julia.
Augusto levantó su foro perpendicularmente al de César, destacando las dos exedras que tenían sus lados mayores.
Para comunicar el foro primitivo con el popular y comercial barrio de la Subura, Domiciano ordenó la construcción del Foro Transitorio, siendo inaugurado en el año 97 por Nerva. A su derecha se levantaba el Templo de la Paz.
El más importante de los foros imperiales es el de Trajano. Comprendía un pórtico, la basílica Ulpia, una biblioteca y el templo de Trajano. Los edificios se organizaban siguiendo un eje de simetría que tenía los extremos en la estatua del emperador y en su célebre columna. En la zona norte del patio se encontraba el mercado, edificado en planta semicircular.


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Los propileos de la acropolis de Atenas.





Los propileos de la Acrópolis de Atenas no son solo el acceso a uno de los recintos sagrados más destacado de toda la antigüedad clásica sino que constituyen por si mismos uno de los mejores monumentos de todo el clasicismo. En ellos se reflejó la perfección del clasicismo y son uno de los mejores ejemplos de combinación entre la estética y la funcionalidad.

Los propileos eran la única manera de acceder en la antigua Grecia a la Acrópolis sagrada de Atenas. Según las fuentes clásicas los nuevos propileos se levantaron para sustituir una construcción anterior que fue destruida por el pueblo persa. Pericles, en una etapa de esplendor de la ciudad tras salir vencedor de las Guerras Médicas, decidió dotar a la ciudad de numerosos monumentos entre los que se encontraba una nueva entrada para el recinto sagrado.
Los anteriores propileos habían sido levantados por Pisistrato en el siglo IV pero en época de Pericles, la construcción estaba semiderruida y en vez de restaurar el antiguo acceso se optó por levantar uno nuevo en el mismo lugar. Fidias había sido el encargado de la restauración que el gobernante Pericles había llevado a cabo en Atenas, pero en esta ocasión el escultor y arquitecto delegó la obra de acceso a la necrópolis en otro arquitecto, Mnesicles.

De manera paralela a los accesos de la construcción se planeó levantar dos alas, la norte y la sur, que darían cobijo a la pinacoteca y a la biblioteca, sin embargo parece ser que el proyecto nunca llegó a realizarse completamente quizás debido al estallido de la Guerra del Peloponeso.