martes, 3 de marzo de 2015

Planta de la Basílica de San Pedro del Vaticano.

Nos encontramos ante el proyecto de una obra escultórica, perteneciente al arte del Renacimiento y Manierismo, y en concreto a Bramante y Miguel Ángel.

En el caso de Bramante, diseñara un edifico de planta central, con forma de cruz griega inscrita en un cuadrado de ábsides salientes. Las cubiertas serían cúpulas y el empuje de la situada sobre el crucero se contrarrestaba con otras cuatro más pequeñas elevadas sobre las capillas de los ángulos. Todo esto estaba inspirado en modelos antiguos. Bramante expresó que su intención era alzar la cúpula del Panteón sobre las bóvedas del templo de la Paz. A su muerte sólo se habían erigido los gigantescos pilares maestros y en los años sucesivos varias innovaciones rompieron el plan previsto. Una idea aproximada de cómo sería su interior la ofrece Rafael en La escuela de Atenas, donde retrata a Bramante haciendo mediciones con un compás.

Sin embargo, el encargado de culminar la cúpula de San Pedro va a ser Miguel Ángel Buonarroti, que en 1561 se desquita de la rencorosa enemistad de Bramante, vinculando su nombre para siempre al de la Basílica vaticana y al perfil monumental de Roma. 

El proyecto inicial de esta obra se sitúa en 1506, y el empeño por demoler la basílica paleocristiana de San Pedro y reconstruirla de acuerdo con la grandiosidad de los nuevos tiempos, se debe a Julio II. El Pontífice quiere asociar su mausoleo con el del Apóstol y previamente había confiado su sepulcro a un joven florentino de apenas treinta años, tratándose este de Miguel Ángel. Pero Bramante, instalado en la corte papal, considera sospechoso a Miguel Ángel y disuade al Papa de la idea de la tumba a fuerza de repetirle que es de mal augurio pensar en ella cuando se está todavía vivo.

La Coronación de la Virgen.

Nos encontramos ante una obra pictórica, perteneciente al arte renacentista, y en concreto al pintor Beato Angelico.

En la imagen observamos como la Virgen esta siendo coronada, y en un plano inferior aparecen arrodillados Santo Tomás de Aquino, San Benito, Santo Domingo de Guzmán, San Francisco de Asís , San Pedro Mártir y San Marcos.
Observamos el detalle del nimbo dorado que posee la Virgen.
Como característica importante, nos encontramos con la línea de rompimiento de gloria, que separa el mundo espiritual del terrenal, en los cuales, en el primero se encuentra en un plano superior y está representado por la Virgen y Jesucristo, mientras que en la representación del mundo terrenal en la parte inferior, se encuentras representados los seis santos.
La representación de las figuras del mundo espiritual con vestimentas blancas es un símbolo característico, puesto que representa la pureza.
Observamos la utilización de colores rutilantes y el fondo dorado. Las imágenes se encuentran estilizadas y existe una luz que invade por igual toda la composición, tratándose esta de la luz divina, que a su vez, también presta al cuadro una atmósfera primaveral.
Se trata de un fresco sobre muro, cuyas dimensiones son de 184x167 cm.

Esta obra se realizo en 1438-1450 y se encuentra en el Convento de San Marcos en Florencia.
El nombre de su autor, Beato Angelico, es un título puramente secular, que concedieron los contemporáneos al fraile dominico Giovanni da Fiesole después de morir. Su vida pictórica estaba ungida por la inspiración divina y sus obras son herederas del gótico internacional.

Entra sus obras destaca el retablo de La Anunciación, pintado en 1430 para la iglesia de Santo Domingo de Fiesole. Esta se encuentra en el Museo del Padro, Madrid. Sus dimensiones son de 1430x1432 y se trata de un temple sobre tabla.
En ella se representa en un primer plano a la izquierda la concesión Inmaculada de Cristo, y en un plano secundario a la derecha el pecado capital protagonizado por Adán y Eva.
Observamos la representación de una Luz divina acompañada de las manos de Dios, que simboliza el Espíritu Santo. Representa un marco arquitectónico ficticio en el cual observamos un cielo estrellado color azul, cuyo color simboliza la pureza de María y las estrellas la universalidad de la encarnación de Cristo.

Segunda Puerta o Puerta Norte. Lorenzo Ghiberti.

Nos encontramos ante una obra escultórica, perteneciente al arte renacentista y en concreto a Lorenzo Ghiberti.

En la imagen, observamos como la puerta se encuentra fragmentada en veintiocho tréboles de cuatro hojas. En estos veintiocho espacios lobulados, se representan veinte escenas del Nuevo Testamento y ocho imágenes de los evangelistas y doctores de la Iglesia.

También podemos observar un marco arquitectónico decorado con flores.
Destaca en esta obra la delicadeza con la que son tratados los detalles y la dificultad de elaborar dichas representaciones en espacios tan pequeños. Otra característica de esta Puerta es que estan elaborados con bronce las representaciones y también el fondo.

La obra se sitúa en 1401-1424, su creador es Lorenzo Ghiberti. Este, fue un orfebre medieval que entusiasmaba al público con su factura y ritmo gótico. Gracias al virtuosismo técnico, a la ondulación de los pliegues y la delicadeza con que se tratan los detalles, en 1401 gana el concurso público para contribuir en la construcción de esta obra, superando a un competidor de la talla de Brunelleschi. Las condiciones de este contrato era que la estructura general debía ajustarse a un modelo gótico establecido en 1336 por Andrea  Pisano cuando realizó las Primeras Puertas del edificio.
Durante su función y cincelado le ayudaron en el taller dos jóvenes auxiliares: Paolo Uccello y Donatello, que mostrarían a su maestro el nuevo lenguaje artístico de la composición espacial renacentista.

Ghiberti también creará las Terceras Puertas, que suponen ya la asimilación de planteamientos clásicos. Los cambios afectan al diseño, al tratamiento técnico del relieve y a las fuentes de inspiración. En la subdivisión de las hojas prescinde de las pequeñas casillas lobuladas y opta por diez espacios cuadrados, que le permiten tratar con mayor amplitud las escenas del Antiguo Testamento que le encargan. En la narración de estos episodios bíblicos adopta la perspectiva lineal de Uccello y los complejos efectos de profundidad que Donatello había transmitido al bajorrelieve bajo la técnica del schiacciato o "aplastado". En los marcos hay reproducciones de esculturas griegas y festones de flores, frutas y animales.